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jueves, 15 de julio de 2021

Jeannette Campbell, la primera dama del deporte argentino

 Jeannette Campbell, la primera dama del deporte argentino

 

   Hoy en día vemos muchísimas mujeres que son consideradas mega estrellas del deporte, grandes influencias para las niñas que practican la actividad física. Pareciera que el camino es mucho más ameno para ellas en estos tiempos. Pero la realidad es que la inserción de la mujer en el deporte y los eventos rutilantes como los Juegos Olímpicos no fue algo tan sencillo. En los Juegos Olímpicos de la antigüedad las mujeres no podían competir, pero tampoco asistir como espectadoras. Ya en la modernidad, Pierre De Coubertin, el principal ideólogo de los Juegos Olímpicos modernos que se celebraron por primera vez en Atenas 1896 estaba totalmente en contra de la participación de las mujeres y en su defecto si lo hicieran que lo hagan en pruebas donde sus físicos endebles lo permitieran.

     



  A partir de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 las mujeres pudieron ser parte de ellos, sin embargo, no hubo participación femenina de una delegación argentina hasta los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, los Juegos del Reich. Así fue que Jeannette Campbell se transformó en la primera mujer argentina en participar en un juego olímpico. No solo eso, la nadadora también tuvo la dicha de volver al país con una medalla de plata en un momento histórico que las mujeres ni siquiera podían ejercer sus derechos cívicos (las mujeres votaron por primera vez en Argentina en el año 1951, la ley se promulgó en el ´47).

      Dicha introducción esta es la historia de Jeannette:

         Nació en Francia, el 8 de marzo de 1916 (vaya paradoja, justo el día internacional de la mujer) en plena Primera Guerra Mundial. El motivo de que haya nacido en Europa fue justamente la Guerra. Su padre, John Campbell escocés era dueño de campos en Bahía Blanca. Su madre que había nacido en el país,  tenía ascendencia estadounidense (era hija de Mary Gorman, una de las maestras que Sarmiento reclutó de Norteamérica para mejorar la educación del país). Ambos se embarcaron poco tiempo antes que empiece la guerra hacia el Viejo Continente con la idea de visitar a la familia de John en Escocia. Pero con la guerra iniciada era imposible volver y decidieron asentarse en Francia, más precisamente en Saint Jean de Luz. En ese contexto nació Jeannette.

        Una vez terminada la guerra la familia Campbell, decide retornar a la Argentina e instalarse definitivamente en el barrio de Belgrano de la Ciudad de Buenos Aires. Es aquí donde Jeannette empieza a tener una relación muy próxima con el deporte. En un principio comienza a jugar hockey justamente en el Club Belgrano, pero por la fuerte influencia de su hermana mayor Dorothy  se anima a la natación. La más pequeña de las hermanas, Kathleen, también nadaba pero no hay registro de que se haya destacado como si sus hermanas mayores.

          Dorothy llegó a ser campeona argentina incluso con récords sudamericanos, en tanto Jeannette empezó a competir en categoría juvenil en 1928 debutando con un campeonato en su haber. Algo interesante para añadir es que ellas se formaban solas, quiero decir no tenían entrenadores en ese momento, el club se negaba a contratarlos porque iba en contra del espíritu amateur, además practicaban el deporte solo en verano no había piletas climatizadas.

         

Jeannette y el primer podio para una mujer argentina
Jeannette y el primer podio olímpico de una mujer argentina


   Ya en categoría de mayores, Jeannette que tenía un físico envidiable, con un biotipo privilegiado para la natación (metro setenta de altura y brazos largos) se queda con el campeonato argentino de 1932 con record sudamericano. Dicho torneo lo vuelve a conquistar en 1934 y 1935. Ese año previo a los Juegos olímpicos de Berlín 1936 suceden dos sucesos muy importantes en la vida de Campbell: por un lado fue la figura excluyente del Sudamericano realizado en Río de Janeiro, con récords sudamericano en los 100 y 400 metros en lo que fueron los primeros que permitieron la participación femenina. Estas marcas le valieron el derecho de participar en los Juegos Olímpicos. El otro suceso importante es que para representar al país, debía nacionalizarse, recordemos que había nacido en Francia y es justamente lo que hizo.

       Paralelamente comienza a trabajar como administrativa en el conocido frigorífico Swift. Con tan solo 19 años trabajaba 8 horas diarias y luego de la jornada laboral dedicaba una hora a su entrenamiento.

        En cuanto a su vida privada podemos decir que en esos tiempos previos a los Juegos del Reich se une sentimentalmente al también nadador Roberto Peper con quien entrenaba a diario. Él había participado en natación en los Juegos de Los Angeles 1932 en la especialidad espalda y también estaba clasificado para los de Berlín. Por falta de fondos no pudo repetir y Jeannette viajó sola a la cita olímpica,

         La delegación estaba compuesta por 50 deportistas, ella era la única mujer. Todos se embarcaron en “el cap Ancona” la travesía duro 21 días, ella en varias ocasiones calificó el viaje como muy aburrido. Como era la única mujer la hacían comer en la mesa de directivos, naturalmente la diferencia etaria no hacía muy fluidas las conversaciones. Cuentan que el barco tenía una pequeña piscina de poco más de dos metros, allí Jeannette entrenaba para llegar de buena forma. El modus operandi era el siguiente: su entrenador había conseguido una goma inflable y la sostenía desde fuera con una soga para que Jeannette al menos pueda brasear un poco.

        Con respecto a la organización de los Juegos siempre opinó que habían sido impecables, no lo relacionaba con lo político porque según ella misma en esos momentos no tenía la capacidad de hacerlo. En una entrevista que brindó al medio Pagina 12 en el año 1987 comentó que hasta tuvo trato con Goering Jefe de la fuerza aérea quien la fue a saludar luego de verla entrenar y cuando ella le comentó de donde venía respondió simpáticamente con un “oh que lejos”. Esos juegos serán siempre recordados por la extraordinaria actuación del atleta Jesse Owens, un mito que siempre circuló en el aire es que el mismo Hitler se negó a entregarle la medalla porque era negro. Ella misma negó ese hecho, diciendo que el mismo Owens se lo había negado a su esposo (que fue miembro del COI) cuando estuvo de visita por la Argentina.


      

     En cuanto a lo deportivo debutó en los Juegos el 8 de agosto, en la tercera serie eliminatoria de los 100 metros libres y ahí nomás impuso un récord argentino y sudamericano. En las semifinales logró vencer a la holandesa Willy Den Ouden que era la favorita del momento por haber logrado el récord mundial apenas dos meses antes de los juegos. El 10 de agosto fue la gran final, y a pesar de haber fallado en una de las claves de la natación como lo es la largada consiguió repuntar e incluso dominar la prueba  hasta los últimos tres cuartos de pileta, pero el sprint de la holandesa Rita Maestenbroek fue superior y la terminó relegando al segundo lugar. Su marca fue de 1min06seg04 que resultó record sudamericano durante 28 años.

      Pero no solo en lo deportivo le fue bien, la prensa internacional acreditada para los juegos la eligió como la mujer más hermosa de la cita olímpica. Los que conocieron a Jeannette comentaban que estaba tan orgullosa de eso como de la presea de plata.

       Luego de los Juegos Olímpicos brilló en los Sudamericanos de 1936 y 1939 (en este último ganó las pruebas de 100, 200 y 400 libres). Todo parecería indicar que iba a tener un gran juego olímpico en Tokio 1940 pero otra vez una guerra mundial distorsionaría su vida. Los juegos se suspendieron por obvios motivos y ella decide abandonar la práctica deportiva para casarse con el amor de su vida Roberto Peper. En su carrera logró 12 títulos sudamericanos, 13 argentinos y 12 plusmarcas continentales.

          Una de sus hijas, Susana fue también olímpica en natación en los Juegos de Tokio 1964 y Jeannette tuvo un premio. Fue portadora de la bandera nacional, un mimo por el sueño trunco de 1940. También es parte del salón de la fama de la natación desde el año 1991 y por ley en la Argentina desde el 2016 se festeja cada 10 de agosto el día de la mujer deportista, en honor a su épica actuación que realizó ese mismo día, pero de 1936.

      Tuvieron que pasar 68 años para que otra mujer argentina ganara una nueva medalla olímpica en natación, vino de la mano de la extraodinaria Georgina Bardach en Atenas 2004. Jeannette no llegó a verlo porque falleció un 16 de enero de 2003.

         

      

Mariano Augusto Bernal

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