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sábado, 28 de julio de 2018

Daniel Gómez, maestro con todas las letras.

     La palabra maestro engloba muchos conceptos, es enseñar, comprender, transmitir, retroalimentarse, comprometerse a una causa. Por coherencia y solidez en sus actos durante todos estos años, maestro es la palabra justa para definir a Daniel Gómez. 
     Es alguien que exhala vivencias, que vive por y para el deporte,  es alguien que estuvo a un paso de estar en un juego olímpico, que compitió hasta que el cuerpo se lo permitió y que en la actualidad se dedica a la formación de nuevos valores. 
Es el padre y espejo de Joaquín Gómez, probablemente el lanzador con mejor actualidad y proyección para los próximos dos juegos olímpicos, recientemente campeón en los ODESUR de Cochabamba, con una marca de 75.10 metros superando a un finalista olímpico como el brasileño Wagner Carvalho. Para contextualizar lo que hizo el pichón de Daniel de sólo 21 años, podríamos decir que con esa marca hubiera sido diploma olímpico en Rio 2016. 

Parte de la familia Gómez hace unos años en los Juegos Evita


 Pero como el maestro dice hay que ir paso a paso, "la idea es estar en la final de los juegos de 2024, en Tokio se puede dar o no, nosotros preferimos afianzarnos de a poco, cada año, cada marca, sin ningún apuro, una mejora lenta pero duradera". Cuenta que lo que están tratando de mejorar es su fuerza y para eso hay un plan gradual a seguir, participará en el Iberoamericano a realizarse en Trujillo, Perú del 24 al 26 de agosto y en octubre el sudamericano sub 23 que en principio se iba a realizar en nuestro país pero se cambió la sede,aunque no se definió cuál será. Esos son los dos objetivos a corto plazo que padre e hijo tienen. Y en el mediano plazo deberán apuntar también a eventos de renombre internacional ya que la clasificación para Tokio 2020 ya no es sólo por marca sino por puntaje (los grandes eventos darán mayor cantidad de puntos al ranking).

   Lo cierto es que Joaquín ya es una realidad, llegará a los próximos juegos con 23 años, los mismos que tenía Daniel cuando se realizaron los JJOO de Moscu 1980. En ese momento el gobierno dictatorial de Jorge Rafaél Videla decidió que la delegación argentina no participaría del evento a realizarse en la Unión Soviética adhiriéndose al boicot norteamericano, el escenario de  La Guerra Fría dejó a cientos de deportistas el sueño trunco de estar en el máximo evento al cual aspiran participar, "fue un momento duro,había muchas cosas que desconocíamos, a pesar de eso nunca se me pasó por la cabeza abandonar o competir para otro país, anteriormente a esto, en 1977 tuve la posibilidad de ir becado a EEUU después de ganar el sudamericano y dije que no".
Daniel indudablemente ama lo que hace, es su pasión, a pesar de las marcas o los logros, siempre mirando hacia adelante, sus hijos lo vieron competir y él fue su reflejo (su hija Daniela también es lanzadora de martillo, recientemente campeona en los Juegos Panamericanos Universitarios de San Pablo)para él que lo vieran en acción fue el puntapié para que ellos sean lo que son.
Daniel tampoco pudo ir a la primer copa del mundo en 1977 a pesar de estar clasificado, por falta dinero (la junta militar no sólo era represiva sino que también austera en el plano económico para lo que no era de su interés, dice que ahora los sueños son de Joaquín, él solo colabora para que los pueda alcanzar.


Daniel junto a los Sub 18


Siempre estuvo relacionado con la docencia, primero siendo instructor, luego entrenador, desde finales de los setenta trabaja para el municipio de Avellaneda. A Pesar de su gran recorrido en el deporte nunca se creyó un gran deportista "para mi un gran deportista es un olímpico que llega a una final, acá tenemos muchos que se creen grandes deportistas pero cuando salen a competir afuera resulta que no lo son". Por el momento  se encuentra trabajando en el área de lanzamientos con los chicos que pueden llegar a estar en los Juegos Olímpicos de la Juventud a desarrollarse en Buenos Aires en el mes de octubre, hay varios chicos clasificados pero aún no han sido ratificados y designados los que participarán en los juegos, una vez que se expida el comité olímpico se verá quien se encargará de ellos en la competencia.
Lo cierto es que en la Argentina, hay buena materia prima, atletas que con más ayuda se podrían potenciar de otra manera, Gómez coincide en que las grandes apariciones en nuestro país se basan en esfuerzos personales y propios de los chicos y los profes pero que la estructura para que el chico continué en la actividad y se desarrolle es muy floja, es ese aspecto estamos unos pasos atrás que varios países de la región y unos tantos más que las potencias mundiales, la creación del ENARD mejoró un poco la situación, pero sólo un poco. 
Será el momento de escuchar a maestros como Daniel.





                                     Mariano Augusto Bernal