domingo, 18 de julio de 2021

A 45 años del 10 de Nadia Comaneci

 

       Hace unos días se confirmaba la presencia de la platense Abigail Magistrati en los Juegos Olímpicos de Tokio en uno de los deportes "estrella" sin lugar a dudas como es la gimnasia artística.

Y justamente un día como hoy, pero de 1976, la rumana Nadia Comaneci escribía una nueva página del deporte mundial. Con apenas 14 años se convertía en la primera gimnasta en recibir un 10 de calificación. Y no lo hizo una vez, sino en siete oportunidades en todo el torneo. Fue algo tan mágico y único que ni los tableros electrónicos de Montreal 76 estaban preparados para reflejar dicha calificación, no mostraban un 10 sino un 1.00. A diferencia de otros deportes en donde el deportista empieza a subir su puntuación de acuerdo a su desempeño, la gimnasia tiene la particularidad de ir a la inversa. Es decir que se arranca con un 10 y a medida que la gimnasta desarrolla su rutina los jueces van descontando de acuerdo a como ven la ejecución y la dificultad de la misma. Pero por primera vez, no hubo descuentos, sino perfección. 


        Una niña de 14 años sensibilizó almas y corazones de propios y extraños, con su gracia y flexibilidad que de seguro no fueron aprendidas en ningún gimnasio. Ella tenía la magia dentro. La rumana se llevó de esos Juegos tres medallas de oro y cuatro años más tarde en los Juegos Olímpicos de Moscú, otras dos doradas más. Pero con 18 años ya no era la misma. Quizás las presiones de su entrenador Bela Karolyi y la utilización política que ejerció sobre ella el gobierno de Nicolae Ceausescu terminaron de apagar esa magia. En 1984 Nadia decide retirarse del deporte, pero Ceausescu parecía estar obsesionado con su figura, era espiada por los servicios de inteligencia, no podía salir del país y hasta le impedían relacionarse sentimentalmente con alguien. Una noche de noviembre de 1989 con 27 años decide escaparse Rumania junto a un pequeño grupo, sabiendo que, si era descubierta, la fusilarían. Entró a Hungría bajo el nombre falso de Nadia Kemenes para luego refugiarse en los Estados Unidos de Norteamérica. Las cosas de la vida hicieron que un mes después la sociedad se revelara contra Ceausescu manifestándose en la ciudad de Timisoara. Él mandó a los militares a reprimir, pero éstos se unieron a los manifestantes y la suerte del tirano que poseía a la gimnasta como un premio de su régimen se había acabado. A pesar de huir de Bucharest junto a su mujer Elena en helicóptero al aterrizar en Targoviste fueron apresados y fusilados en la Navidad de 1989.


Desde los números Nadia Comaneci está lejos de ser la mejor gimnasta de la historia.  En sus dos incursiones olímpicas suma un total de 9 medallas (5 oros, tres platas y un bronce). Se encuentra en la quinta posición de este ranking histórico que encabeza la soviética Larisa Latynina con un total de 18 medallas (9 oros,5 platas y 4 bronces). Incluso es muy probable que en estos Juegos Olímpicos de Tokio 2020 la norteamericana Simone Biles desplace en sexto lugar a la entrañable Nadia, ya que en los Juegos de Rio 2016 la impresionante gimnasta de 142 centimetros logro acumular 5 medallas (4 oros y un bronce).

       Estadísticamente no habrá sido la mejor, ni la segunda, ni la tercera. Pero no hubo ni habrá otra gimnasta que provoque ese deslumbramiento en el público. Es el inconsciente colectivo de la gente que ubica a esa niña de un pequeño país de Europa del Este como la mejor, como la única e irrepetible. Simplemente Nadia Comaneci.