martes, 3 de agosto de 2021

Resumen de los argentinos en Tokio 2020 día 11

 Lástima que no hay un medallero de emociones, de amor propio y sentimiento por la camiseta. Sería realmente difícil ganarnos. 
Una jornada donde 5 diplomas olímpicos se hicieron tangibles (para sumar un total de ocho) y se despidió entre lágrimas y aplausos, de propios y extraños, a uno de los  basquetbolista más influyentes de la historia de Los Juegos Olímpicos -nuestro eterno número 4 -Luis Scola.

Esto fue lo protagonizado por nuestros compatriotas:

Vóley: Lo mejor, de lo mejor. Vale madrugar por estos pibes. Dejamos en el camino a un serio candidato como italia. Fue 3-2 con parciales de (21-25;25-23;25-22:14-25 y 15- 12). Facundo Conte el máximo anotador de los nuestros con 19 tantos. En la semi nos espera Francia (eliminó a Polonia). A los galos ya los vencimos en la zona de grupos. Ya se logró lo conseguido en Sidney 2000, llegar a la disputa de medalla.


Canotaje: Agustín Vernice, tuvo una gran actuación en el K1 1000 quedó cuarto en semifinales con una marca impresionante de 3min24seg734 (por debajo del récord que estaba vigente desde Atlanta 1996 hasta que se corriera esta semifinal). En la final quedó 8vo, quemó las naves demasiado pronto, pero hizo un gran papel y se lleva un diploma olímpico. 
El récord olímpico quedó a manos del portugués Fernando Pimenta (misma semi que Vernice) con 3min22seg942 que en la final fue 3ro. Hungría metió un 1-2 en el podio: Balint Kopasz (oro) y Adam Varga (plata).

Básquet: El Alma, puso todo, pero  Australia hizo trizas el sueño de repetir una semifinal olímpica. El primer cuarto se lo llevó el equipo nacional por 22-18. Pero las intenciones y las ganas no solucionaron la baja eficacia en el ataque ni una defensa que para el último cuarto se desmoronó. El partido culminó 97-59, el goleador del encuentro fue Patty Mills (San Antonio Spurs). En los nuestros se destacó Nicolás Laprovittola (reciente incorporación del Barcelona) con 16 tantos. Otro de los diplomas de la jornada. 

Vela: se cortó una racha de seis Juegos Olímpicos en la que el yachting nos dejaba al menos una medalla. Desde Atlanta 1996 donde Camau Espínola se volvió con una plata en windsurf, siempre la argentina regresó de la justa olímpica con al menos una presea. Esta vez no pudo ser pero realmente por poco. 
Las chicas de la clase 49erFX, Sol Branz y Victoria Travascio arañaron literalmente una medalla. Luego de la medal race (en la que terminaron primeras) quedaron 5tas en la general a solo dos puntos del bronce. En Rio 2016 habían sido 13ras. Gran avance.
Facundo Olezza, en Clase FINN terminó 6to en la general. El de San Isidro en los Juegos cariocas fue 9no.
Nuestros por siempre campeones olímpicos, Santiago Lange y Cecilia Carranza (que tuvo muchas complicaciones físicas en el último tramo de la competencia) fueron los mejores de la medal race y quedaron en la 7ma colocación de la tabla general.
No hubo medallas, pero sí tres valiosos diplomas. 

Equitación: tres participaciones argentinas en salto individual. Ninguno de ellos pudo acceder a la final,clasificaban los primeros 30.  José María Larocca - 3er Juego Olímpico luego de Beijing 2008 y Londres 2012- finalizó en la colocación n°44. Martín Dopazo culminó N°52 y Fabián Sejanes fue N° 57  entre 73 competidores.

Jim Torphe, el mejor atleta del mundo que tuvo que compartir sus oros.

    Tokio 2020 nos regaló un momento único en el atletismo. Algo sin precedentes. Que dos deportistas acordaran ser medalla de oro. En la prueba de salto en alto, el italiano Gianmarco Tamberi y el qatarí- favorito en la prueba- Mutaz Essa Brahim luego de saltar 2,37 metros tuvieron tres intentos fallidos para superar los 2,39 metros. El juez les propuso que hagan un desempate, incluso bajando la altura pero Brahim preguntó si podían ser ambos medallistas de oro y ante la respuesta afirmativa ambos atletas se hundieron en un abrazo de felicidad.

Pero no fue la primera vez que en el atletismo dos atletas compartieron el oro. Hoy les quiero hablar sobre el norteamericano Jim Torphe y para eso nos tenemos que remontar a los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912. 
Thorphe había nacido en territorio de la tribu Sac y Fox y su nombre en lengua nativa era Wa-Tho-Huk que significa "Un camino iluminado por un gran relámpago". No se sabe la fecha exacta de su nacimiento porque en su tribu no había partes de nacimiento, se estima que entre 1887 y 1888,.
Si bien en ese entonces por su ascendencia  no era considerado norteamericano compitió para los EEUU en los Juegos Olímpicos de 1912. Tuvo una participación descomunal. Oro en dos pruebas, decatlón y pentatlón - deporte extinto en los JJOO que contenía pruebas de velocidad,salto en largo, lucha, salto en largo, lanzamiento de jabalina y disco- fue tan descollante su participación que el propio Rey de Suecia, Gustavo V lo calificó como el mejor atleta del mundo.


 La historia no tendría final feliz para él. Tiempo después lo acusaron de haber jugado por dinero en una liga menor de béisbol antes de su participación olímpica. Lo cual era cierto - Thorpe es considerado uno de los atletas más versátiles de todos los tiempos: jugó profesionalmente al béisbol, básquet y fútbol americano- pero esto rompía con uno de los principios más importantes para participar en un Juego Olímpico, el espíritu amateur.  En 1913 el Comité Olímpico Internacional decide despojarle sus medallas doradas (el primero en recibir esa penalidad)  y se nombra campeones olímpicos a los segundos de cada prueba: el noruego Ferdinand Bie (decatlón) y el sueco Hugo Weislander (pentatlón).

Thorpe moriría en el año 1953, quebrado económicamente y bajo el terrible olvido de la sociedad antes de cumplir 70 años. En el año 1982, casi tres décadas luego de su fallecimiento, el COI le devolvió sus medallas y rótulo de campeón olímpico. }
Así fue que 70 años después de haber competido en Estocolmo 1912 empezó a compartir esas medallas con sus antiguos competidores, Bie y Weislander. 
Más de un siglo después dos atletas vuelven a compartir un  oro olímpico en atletismo bajo un contexto mucho más agradable. 




                                                                   Mariano Augusto Bernal