lunes, 23 de mayo de 2016

Gabriela Narvaez y el sueño olímpico que no termina

          Gabriela Narvaez es sin dudas unas de las judocas argentinas con mayor proyección debido a su corta edad (21 años)  pero vasta experiencia en torneos internacionales. Entrenó en el CENARD desde el año 2009 hasta la finalización de los Juegos Panamericanos de Toronto donde culminó en séptima posición en la categoría de -57 Kg no pudiendo acceder a semifinales porque en cuartos se cruzó nada más y nada menos que con Rafaela Silva, campeona del mundo en 2013.
Gabriela Narvaez, haciendo lo que más sabe en el Grand Slam de Paris
   Hasta ese momento el ENARD le había cubierto el 70% de los viajes, mientras que su familia y el Municipio de Lanús el 30 % restante. Pero luego de agosto ella dejó de ser convocada para las competencias internacionales, por tal motivo, tomó la decisión de dejar de asistir a los entrenamientos en el CENARD, a los que concurría una o dos veces por semana." Mande una carta, preguntando los motivos para saber por qué no me llevaban a los viajes.  Hasta el pasado octubre después de Paula Pareto yo era la mejor rankeada de todas las judocas argentinas, y la respuesta que obtuve fue porque no entrenaba en el CENARD" explicó la deportista que representa al Municipio de Lanús y que en la actualidad dos veces por semana entrena en UBA.
Ranking Mundial de Judo Octubre 2015
   La imposibilidad de ir todos los días al CENARD radica en que ella vive en Monte Chingolo, lo cual hace que tenga un total de 5 horas meramente de viaje entre ida y vuelta, "ir hasta allá termina siendo una odisea" y luego inteligentemente agrega:"Cuanto mas tiempo tengo de viaje menor cantidad de entrenamientos y descansos puedo meter" .
   Desde sus comienzos en el seleccionado, Narvaez asistía dos veces por semana, luego con el cambio de entrenadores ella empezó a ir todos los días ya que estaba realizando el secundario allí mismo. Pero cuando comenzó a estudiar diseño gráfico en la universidad los horarios no le daban para asistir todos los días, esto la terminó marginando. Desde agosto no fue mas convocada. Sin embargo la Confederación Argentina de Judo le terminó otorgando un permiso para poder viajar y costear ella misma los viajes.             
     
    Gabriela es simple, clara, transparente y a pesar de la postura que han tomado con ella alude que no guarda rencor, ni malos pensamientos hacia nadie "tomo todo esto como un aprendizaje". Evidentemente esta joven mujer, dueña de un poderío mental y madurez psíquica, es muy segura de sí misma y los laureles los  tiene su padre y entrenador, Gabriel Narvaez que desde los 4 años la introdujo en el mundo del judo.  
       "En Algun momento me gustaría que cuando me vean en Tokio, poder  contar un poquito el sacrificio que me llevó llegar hasta ahí"  dijo con firmeza, pero luego para que no se malentienda vuelve a redundar que no es su objetivo hablar mal, ni ensuciar a nadie, ni de generar un conflico, sino hablar de las cosas buenas, de su su entorno que la contiene a diario."Estoy muy contenta de haber llegado donde llegué, de haber tenido el apoyo pura y exclusivamente de mi familia y de amigos que me quieren y ven que hay algo de talento escondido en mi" concluyó de una manera sentimental. Y vaya que hay talento, Gabriela hasta el último torneo torneo puntuable para la clasificación olímpica tenía chances de clasificar y sus ganas infinitas la movilizaron a anotarse en el Grand Prix de Almaty en Kazajistán. De llegar a la final contaba con grandes chances de clasificar, era un torneo crucial, pero la tarea no era sencilla. No sólo desde lo deportivo, sino también desde lo económico. Hasta una semana antes de viajar no sabía en que cuantía iba a recibir un apoyo extra, lo esperaron hasta último momento pero finalmente no pudo viajar al torneo. Los costos eran muy altos,necesitaba 60 mil pesos para cada pasaje de  avión, más 90 dólares por día en el hotel, algo imposible de costear sin el apoyo oficial, más allá del aporte de su familia y el Municipio de Lanus. Es dable destacar que ellos fueron los que posibilitaron que Gabriela viaje al open africano de Port Louis donde fue tercera, también a torneos realizados en Lisboa, Paris y Tokio.
En el tatami contra un hombre de igual a igual
    Gabriela se viene preparando desde niña, y deseaba un juego olímpico como nada en el mundo. Sus entrenamientos son muy duros tanto en judo como en lo físico. Se levanta muy temprano, sale a correr al Parque de Villa Urquiza en ayunas. Al regresar desayuna, lee un poco ya que trata de estudiar en los pocos momentos que tiene. Cerca del mediodia  va al gimnasio y por la noche el tatami la espera. Recalca que algunas veces agrega un doble turno de algo específico si es que su entrenador o preparador físico la ve endeble en velocidad, fuerza explosiva,resistencia o coordinación. Son entrenamientos muy fuertes e intensos, no potables para cualquiera, pero esos entrenamientos son su razón de ser, no conoce otro estilo de vida. Recuerda que a los 14 años cuando entrenaba en un club de Avellaneda arrancaba a entrenar a las 16:30 y culminaba a las 22 hs. Un atleta no se forja de la noche a la mañana y ella lo sabe. Ni siquiera a pesar de no estar en una etapa competitiva puede relegar los entrenamientos por más que su padre/entrenador le recomiende unas pequeñas vacaciones, "lo que pasa es que estuve tantos años constantemente entrenando, sintiendo el roce todo el tiempo que el descansar es terrible. Estoy todo el tiempo pensando como hacer el próximo entrenamiento"  expresó con entusiasmo. Toda actividad que realiza tiene el fin de mejorar su judo y superarse como atleta, por ejemplo ahora retomará sus clases de gimnasia artística. El objetivo de esto es aumentar el conocimiento y manejo que ella tiene sobre su cuerpo, "saber manejar el tiempo y espacio es fundamental para el judo, la gimnasia te da más agilidad y eso es muy útil,debemos poder girar en el aire ante un lance del rival para no caer en ippon". Cuenta que le gusta luchar con gente más fuerte, por eso lo hace con hombre s en general. Es extremadamente competitiva, es común verla con sus compañeros compitiendo. Ya sea haciendo dominadas (lo que para ella es su debilidad), o moviendo kilos en el gimnasio. Incluso cuando hacen entrenamientos de pista, "les quiero ganar hasta corriendo" enuncia Narvaez de manera simpática y entre risas.  
El judo requiere de fuerza, ella no le escapa a las pesas
   Gabriela es de barrio, y se siente a gusto con su gente. Ya sea en Monte Chingolo o Villa Urquiza donde vive su abuela y tiene muchos amigos. En alguna oportunidad le quisieron robar, sin éxito. Nunca pasó de empujones, ni tuvo que utilizar sus conocimienos en judo,"en general los pibes se sorprenden cuando una mina les hace frente, se asustan y se van" enfatiza Narvaez. De todas maneras aborrece la violencia, para ella es la última opción, prefiere el dialogo. Aunque si la situación es límite advierte que su instinto la haría reaccionar. 
  
    Está repleta de sueños, y los desea tan fuertemente que uno puede escucharlos sin que ella mueva los labios. Quiere ser parte de un juego olímpico y poder devolverle a su familia todo lo que hicieron por ella. Pero sus sueños no son solo individuales. La motiva también lo colectivo. Quiere poder ayudar a los chicos que están bajo un contexto vulnerable, sus palabras concretas fueron: "ayudarlos a salir de la calle por medio del deporte y mostrarles un futuro, que ellos vean que se puede", y de eso se trata, de generar ilusiones y sueños. Utopías que nos movilicen, cuando estas se ausentan, los escenarios potenciales no son buenos. Gabriela es de esas personas que se hacen querer incluso en una mera entrevista.
Gabriela y niños felices de tenerla cerca
    Su familia está compuesta por el ya mencionado Gabriel, su madre Liliana, y sus hermanas menores Luna de 9 años y Paloma de 12 que según ella tiene un gran futuro en el deporte, "Todos se asombran de su edad y de como lucha, está adquiriendo un gran nivel" sentencia la mayor de las Narvaez con orgullo.
    Logicamente su futuro no es otro que ir en busca de su sueño, el sueño olímpico, Tokio 2020. Tiene cuatro años para conseguirlo y no quiere volverse tan loca especulando, sólo piensa en luchar, competir y ganar. Sí los resultados le son favorables, la ayuda vendrán ineludiblemente. La categoría de hasta 57 kg debe ser una de las más parejas y numerosas en cantidad. A nivel nacional se encuentran la experimentada Melissa Rodriguez, Paula Delfino, Gimena Laffeuillade que hace un tiempo bajó de categoría para instalarse exitosamente y la también prometedora Agustina De Lucía. Para Narvaez todas son muy buenas, pero ve en De Lucía la principal rival, "el nivel que tiene es increible, es alta fuerte, técnica y extremadamente joven".
    


                                  Mariano Augusto Bernal


















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