El Seleccionado argentino de vóley femenino hizo historia al meterse por primera vez en un juego olímpico. Derrotó en la final del Preolìmpico disputado en Bariloche a Perú con un implacable 3-0. Los parciales fueron de 25-20, 25-20 y 25-14.
El conjunto de Guillermo Orduna venía de vencer a la difícil Colombia por 3-0, pero del otro lado estaba el equipo incaico también invicto y sin perder un solo set en el torneo.
El partido empezó parejo, había equidad en los errores pero promediando el set Argentina por medio de Leticia Boscacci (goleadora del encuentro con 16 tantos) y Mimi Sosa pudo ir rompiendo esa paridad, sacando una leve ventaja. Mientras tanto Orduna hacía explicita la orden de algo tan básico como no errar los saques. Y las chicas le hicieron caso, sobre todo Yamila Nizetich que con sus "fierrazos" consiguó varios aces. La cordobesa y capitana del equipo que actualmente se desempeña en el vóley turco fue elegida como la mejor jugadora del torneo.
El segundo set fue un calco del primero, parejo al principio pero la efectividad en los bloqueos y en el ataque terminaron inclinando la balanza para nuestras compatriotas. En los bloqueo fue primordial el trabajo realizado por Julieta Lazcano y la santafesina Josefina Fernandez, se transformaron en "muros" haciendo estéril cada iniciativa de ataque del conjunto peruano. En el ataque la clave estuvo en la magia de Yael Castiglione siempre un segundo adelante de todas, y el temple y la frialdad de Mimi Sosa para romper la modorra en cualquier momento, ella no medirá un metro noventa pero es gigante y así la reconoce el público,
El tercer set fue de protocolo, una exhibición, un sólo equipo en cancha. Ahí se vio el potencial, el carácter y el alma del seleccionado. No importaba la diferencia que se llevaba (mucho mas holgada que en los set anteriores) cada una de ellas dejaba su vida en cada pelota, Tatiana Rizzo (mejor libero del torneo a mi entender) volaba como Superman, mejor como La Mujer Maravilla, Nizetich y Boscacci le pegaban a la pelota como para hundir el suelo sureño, esas pelotas iban con fuego, pasión, en busca de un sueño que en el momento que Lazcano la paso para el otro lado y no hubo devolución se hizo fáctico. Entonces toda esa ilusión, toda esa sed de victoria, todo esos sueños se volvieron lágrima (de felicidad por supuesto), se hizo tangible el afecto en los besos, en los abrazos, en las dedicatorias a las personas queridas que ya no están, a lo que las bancan día a día, recordar los momentos difíciles que te dejan la duda de seguir o no y luego decirse a si mismas "lo hicimos, valió la pena el esfuerzo". Panteras de Oro, panteras de corazón, Panteras olímpicas.
